Hace tres años que no veo el mar...
La simple mención del mar, hace que sienta un escalofrío dentro de mí. Aún hoy, no me atrevo ni siquiera a observarlo. Ese olor tan característico qué tanto he disfrutado, me produce nauseas hoy en día.
Nunca solía ir a pasar un día a la playa con un buen libro, ni con buena música de esa que te alegra los soleados días de verano, ni siquiera con buena compañía.
Siempre me gustó ir a encontrarme con el mar solo, a media tarde, cuando el sol baja. Ésa luz débil y potente al mismo tiempo hace que el tiempo se pare por momentos. No puedes dejar de mirar el extraño color del sol, te hipnotiza... y era ahí, en los últimos instantes de luz cuando decidía ir a encontrarme con el mar.
Aquel día no parecía distinto de cualquier otro. El mar estaba tranquillo. No se veía a nadie, sólo yo y el mar. Camino lentamente hacia el, sintiendo cómo me engulle poco a poco. El agua sube lentamente hasta la altura de mis hombros. No existe ya contacto con la arena. Me sumerjo en el, me dejo llevar. Ese momento bajo el agua es mágico, excitante, peligroso... mi cuerpo me pide aire y decido salir a la superficie. Salgo de espaldas al horizonte, siento que hace más frío, el olor a mar es fuerte, muy fuerte, el agua me cae por la cara hasta la boca y noto que sabe inusualmente salada, me cuesta respirar. Flotando en medio de la nada intento quitarme ese extraño líquido de los ojos. Una sensación inexplicable hace que me dé la vuelta y la sangre se me hiela... hay algo ahí... se abalanza sobre mí... su mano, totalmente abierta sale disparada hacia mi cara, cierro los ojos, recuerdo gritar, sentir que algo me quema el rostro. Algo dentro de mí me hace reaccionar... abro los ojos... su cara frente a la mía... sus ojos de un negro frío, diabólico me miran sin expresión... de su boca totalmente abierta sale un sonido imposible de explicar... grito... intento golpear, tengo frío, mucho frío... me doy la vuelta... nado, no avanzo, nado torpemente, trago agua, salada, asquerosa... avanzo... me giro, no hay nadie, nado más... algo me agarra la pierna... me quema... grito... el frío me sube hasta el cuello... nado... la orilla!! Toco el suelo con los pies... resbalo en la arena... me hundo, trago agua... grito... grito más....ya está.... salgo del agua... me desplomo en la arena... vomito... me falta el aire... abro los ojos... me incorporo... el mar está tranquilo, nadie en la playa, estoy solo....
Wow!!!
ResponderEliminarVaya tensión!!!
Vaya angustia!!!
Directo a la cara.
Genial!
Pues yo voy a la playa siempre que puedo... Una neverita con cervecitas fresquitas, un buen libro o una revista interesante, y ale, a disfrutar!
ResponderEliminarClaro, que no he tenido experiencias tan traumáticas como la tuya ;)
Si amigo,
ResponderEliminarse de lo que hablas,
yo suelo nadar por el Saler y viví algo parecido.
Sangre, escalofríos y arcadas!
maldito tampón abandonado a la deriva.