martes, 10 de enero de 2012

SHOA, el horror y la magia


Un servidor se creía que con la cantidad de libros, peliculas y documentales que había consumido con voracidad durante años sobre un tema tan manido como el Holocausto, ya nada podría sorprenderle. Acostumbrado al vértigo del "horror" que provoca asomarse a un periodo tan oscuro como el de la limpieza racial en la Alemania nazi, me creía curado de espantos.

Y hete aquí que hace unos meses, después de tanto oir hablar sobre "Shoa" y sobre el efecto perturbador que provocaba en los espectadores que se habían atrevido a zambullirse en sus 9 horas de duración (!), decidí apoderarme del sofá y me dejé llevar de la mano de su director Claude Lanzmann a un abismo por el que todo ser humano debería acercarse al menos una vez en la vida para poder entender esa frase tan manida de "aprender de la Historia para no repetir los mismos errores"...y para aprender alguna cosilla más.

"Shoa" es el término hebréo que los judios emplean para referise a la catástrofe del Holocausto.
El film de Claude Lanzmann es un documental filmado a lo largo de una década que reúne testimonios de víctimas, testigos y verdugos del exterminio judio durante la Segunda Guerra Mundial, entrelazados en un complicadísimo montaje y que desde su estreno en 1985 es la piedra filosofal para aproximarse a un tema tan jodido como el que trata.
No tengo ningún miedo a calificarla como una obra maestra sin discusión alguna.
Enfrentarse a "Shoa" no es tarea fácil: hay que vencer ciertos prejuicios, ser un espectador arriesgado y valiente para no huir durante los primeros y renqueantes tramos del film y finalmente no dejarse apabullar por los excesivos (y necesarios) 566 minutos que lo componen. Es, en definitiva, una obra de dificil acceso que no otorga ninguna concesión, pero todos sabemos que las recompensas que ofrecen estos productos intachables no son equiparables a nada: la "insobornabilidad" de Ken Loach a la que hace referencia el Camarada Lester tiene en "Shoa" otro de sus buenos ejemplos. Y además, ¿no es "Existe algo distinto, doctor?" un titulo lo suficientemente explícito como para que en este blog se hable de algo que no se salga de la norma?

Volvamos a "Shoa": por la pantalla van desfilando personajes como un peluquero judio que fue encargado de afeitar la cabeza a las victimas antes de hacerlas pasar a la cámara de gas, una superviviente de aquellos terribles viajes en tren sin comida ni agua que duraban dias o un oficial de las SS que friamente describe los modos que aplicaban en el campo de concentración de Treblinka para maximizar la "producción" en los hornos.
Durante las entrevistas, realizadas por el propio Lanzmann, éste interviene lo justo para dejar aflorar los recuerdos de cada invitado, la mayoría de veces preguntando sobre detalles insignificantes para el conjunto del relato (por ejemplo, sobre el número de vagones de cierto tren, los metros de distancia de un barracón a un horno crematorio...), ayudando así a que todo cobre una dimensión de juicio sumarísimo y de cuento irreal a la vez. En otras ocasiones, cuando los entrevistados rompen a llorar, se les ahoga la voz o incluso se niegan a revivir aquellas experiencias, les obliga a continuar y terminar su relato apelándoles a una especie de deber obligatorio entre lo divino y lo humano.

Pero de entre todas las entrevistas hay una que encierra una mini-pelicula por si misma: Lanzmann consiguió averiguar el paradero de un oficial de las SS ya septuagenario que administró durante un tiempo el ghetto de Varsovia y se ganó su confianza para que éste le relatara minuciosamente aspectos e historias ocurridas durante su servicio en aquel infierno amurallado o en los campos de concentración donde también había estado destinado. Todo ello tuvo que filmarlo en la casa del malnacido con una cámara oculta. Meses después, cuando el film vio la luz, Lanzmann recibió una paliza que lo postró en la cama de un hospital durante 7 meses. Salvó la vida de milagro. Los asaltantes le susurraron al oido mientras yacía en el suelo antes de abandonar el lugar del crimen el nombre del que estaba al mando de aquel "encarguito": Franz Grassler. El mismo cabrón que había tenido delante suyo meses antes y que encarna en la pelicula la figura del Mal como cualquiera de los villanos más emblemáticos del cine que se os puedan venir a la mente.

Un aspecto fundamental del film es que éste no contiene imágenes de archivo, ni voz en off, ni se apoya en una banda sonora. Toda la obra se estructura en entrevistas, en tiempo presente y en los más variados escenarios, o en visitas a los lugares donde ocurrieron los hechos, dotando así a la pelicula de un poder oral asombroso. Devolviéndole el protagonismo a la palabra, al lenguaje, Lanzmann consigue que esta historia que nos llega en primera persona, cobre una nueva dimensión y nos resulte desconocida hasta entonces, como si nos enfrentáramos a ella por primera vez. La tradición oral es la base de la comunicación y, por ende, de la sociedad y de la Historia, y consigue elevar cada frase a hecho categórico.
Es tal la economia de medios y lo contenido que está todo en este film, que la expresión, la emotividad y la esporádica aparición de esperanza en la raza humana tenemos que buscarlas en un silencio, un rostro con la mirada perdida o un paisaje onírico. El documental, por su construcción y estructuración, hace que se trascienda el mero propósito de "documentar" o informar para pasar a funciones más poéticas, jugando con alianzas peligrosas como el horror, el arte y la belleza, pero saliendo airosa de toda guerra entre la estética y el contenido: nada es más importante que lo que se está contando en ese momento.

El film muestra que se actuó de una forma tan atroz e incomprensible durante la "Solución Final", que sólo intentando acercarnos a ella de una forma primitiva e inocente, como se contaban las historias de padres a hijos hace cientos de años, con la verdad de unos y de otros, podremos vislumbrar en su totalidad la magnitud de lo sucedido. Y por eso, porque a pesar de que todos conocemos qué sucedió en Auschwitz, Bierkenau o Treblinka, a pesar de que todos estamos cansados de ver imágenes de la época de cientos de cadáveres amontonados o de cuerpos desnutridos muriendo lentamente en barracones, a pesar de acabar hartos de Spielberg y la lista de Schindler, a pesar de manejar datos y cifras demenciales... a pesar de haber masticado y tragado todo ese dolor y sufrimiento...no es hasta que ves "Shoa" que lo digieres y lo cagas. Y es un zurullo bien gordo, creédme.

En fin, que espero que algún dia tengáis la oportunidad y dispongáis de 9 horitas tontas de nada para echarle un vistazo a esta pequeña joya del 7º Arte desconocida para muchos.

Chris Moltisanti

5 comentarios:

  1. Veo que empezamos fuerte, Chris!!! Tendré que estar una noche sin dormir para sentir semejante joya, porque una vez leído tu artículo, no puedes mas que sentir la necesidad de sumergirte en la Historia, con mayúsculas, y recordar, una vez más, que no hace tanto que Europa no era el lugar que ahora conocemos.
    He sentido la pasión en este artículo y ese era el objetivo principal de esta humilde publicación.
    Si además lo aderezamos con un tema tan poco convencional y conocido como puede ser ese film, no me queda más que felicitarte por tu trabajo (aunque hayas colapsado el tiempo libre de todos los lectores y no puedan dedicarle tiempo al resto de recomendaciones de los redactores ;)).
    Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Ya me había comentado alguien, que disfrutaba leyendo tus escritos en, no recuerdo qué formato. Lo corroboro.
    Pese a que es un toma muy "sobao", a través del cine, literatura, documentales...que no por ello deja de ser estremecedor, tras leer tu artículo, te quedas con la sensación de que, ver "Shoa" es totalmente imprescindible.
    Estamos jodidos compañeros. Nueve horas...

    ResponderEliminar
  3. Hace un tiempo, Chris, me dije a mí mismo que mientras Israel siguiera con su política de ocupación criminal en los territorios palestinos no consumiría material relacionado con el pueblo judío, ya sé que mi decisión no tiene mucha lógica porque una cosa no tiene nada que ver con la otra, bueno, gracias a tu artículo, el cual en mi humilde opinión tiene valor en sí mismo, podré volver al sentido común y por lo que intuyo al leerte sufrir un desgarro en las entrañas al visionar el documental. El pueblo judío, como todos sabemos, ha sufrido el odio en sus carnes a lo largo de su historia como ninguno, y el Holocausto es una parte de esa historia de sufrimiento, ahora bien deberían haber aprendido y no oprimir ellos a otros pueblos como hacen con Palestina.
    Eso sí, reconviéneme si no es lo correcto pero en principio pretendo ver el documental por partes.

    ResponderEliminar
  4. Camarada Lester, no te preocupes, no es ningún pecado ver "Shoa" en varias sesiones. Es, incluso, si eres muy sensible, recomendable. Podéis encontrar una edición en DVD bastante aceptable en las tiendas por unos 15 €.
    En cuanto al conflicto israelí-plaestino....es evidente que los judíos deberían haber aprendido un par de lecciones en la década de los 40. Confiemos en que llegue el dia que puedan resolver sus problemas de forma pacífica.

    ResponderEliminar
  5. Ya tío articulos como este te hacen querer visionar el film. Me he pasado 38 años sin conocer esta peli y puede que pasen otros 38 hasta que lo vea!! 9 horas! que heavy no?? gracias por darnosla a conocer

    ResponderEliminar