El relato de Txomin Zolo al juez Ferrer impresionaba por la crudeza de los hechos que narraba; lo habían maniatado con cinta americana a la silla atornillada en el suelo, y después habían utilizado la misma cinta para taparle la boca. A continuación tras un gesto del hombre de más edad, el joven se inclinó para abrir una mochila y extraer del interior unas tenazas.